MALDITAS PALOMITAS: EL RINCON DE DARWIN

El Rincón de Darwin es una película que cuenta la historia de Gastón (un joven muy apegado a la tecnología y sobretodo a su Iphone) que tras la muerte de su abuelo, hereda una casa en el interior del país y debe ir a tasarla por Américo, un viejo escribano algo depresivo que se encuentra en los preparativos del casamiento de su única hija.

Emprenden este viaje en la averiada camioneta del fletero Beto que se cuela por el azar en este viaje.

El lugar de destino fue visitado por el naturalista inglés Charles Darwin en 1833, donde recogió información fundamental para luego desarrollar la teoría de la evolución. No esperemos nada del otro mundo del lugar, mas allá de recordatorios y algunas bellas imágenes.

El paralelismo con el cine uruguayo de la productora Control Z (artífice de 25 Watts, Whisky, Tres; de los directores Rebella - Stoll) compañeros de facultad de Parker, director de El Rincón de Darwin es bastante notorio; el uso de los tres personajes pseudo depresivos (uno porque su novia lo deja, otro porque la vida ha sido dura o quizás porque se casa su hija y el último porque tuvo que “escaparse” de España y volver a Uruguay) son casualidades que forman parte de este tipo de cine que le sienta bien a esta joven generación que filma historias de jóvenes tristes y viejos amargados. Y es entendible en una población que en su mayoría son viejos; es lógico que las historias de jóvenes felices no abundan en la sociedad uruguaya.

Las búsquedas personales, el viaje que se hace largo por las fallas de la camioneta y por momentos la película se escapa del sendero de la ruta que conduce al road movie, son insignificancias comparadas a la buena actuación de Carlos Frasca que sostiene por momentos este film.

Es indispensable dejar de pensar que las cosas que suceden en la historia son como marionetas donde vemos por momentos los hilos y la mano del guionista. Es fundamental recostarse en el asiento, dejarse llevar por los paisajes, la ruta y emprender este viaje que es muy parecido a un viaje como muchos otros que suceden en nuestra vida, aunque en esas veces no tenemos una cámara de cine para registrarlo.

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