martes, 29 de abril de 2014

LOS SALVAJES

Director: Alejandro Fadel / Guión: Alejandro Fadel / Actores: Leonel Arancibia, Sofía Brito, Martín Cotari / Duración: 130 minutos / País: Argentina / Género: Drama / Año: 2012



Los salvajes es una ratificación de muchas cosas. Que no hace falta un gran presupuesto para hacer una gran película (y la ópera prima de Fadel es grande en ambiciones y también en su dimensión artística), que se puede seguir haciendo cine de primerísimo nivel técnico (extraordinaria fotografía de Julián Apezteguía aprovechando todo el ancho de pantalla, brillante trabajo de sonido con acabado en Dolby 5.1) sin recurrir a los subsidios del INCAA, y que -luego de El estudiante y de este film- la gente de La Unión de los Ríos está tocada por la varita mágica tanto a nivel de producción como de realización (ver columna más abajo al respecto).

Este primer largometraje de Fadel (31 años, mendocino) es un film de fuga, un western, una historia de aventuras en medio de la naturaleza más salvaje, un thriller de tensión y violencia permanentes y un melodrama religioso. Una película que va siempre por más (que va por todo), que está regada de citas e inspiraciones cinéfilas (The Shooting, de Monte Hellman; y Francisco Juglar de Dios, de Roberto Rossellini), pero también el cine de Robert Bresson, Carl Dreyer. Y Deliverance: La violencia está en nosotros, de John Boorman y, por qué no, imágenes que remiten a un Apichatpong Weerasethakul, un Lisandro Alonso o el Carlos Reygadas de Luz silenciosa.

En la primera escena vemos a unos adolescentes rezando detrás unas rejas. La fe, lo místico, lo espiritual será una constante del film y seguramente su aspecto más discutido. Yo no soy un fan del cine "religioso" y me suelen molestar bastante los simbolismos (aquí hay mucho de deseo, culpa, sacrificio y redención), pero todo esos elementos están tan bien imbricados en la estructura narrativa que no me perturbó en absoluto. No sólo eso: le da un tono de fábula elegíaca, de epifanía, que transporta al espectador a muy diferentes estados.

La primera secuencia describe de manera seca, cruda, el escape de varios muchachos de un instituto de menores. Ellos deberán caminar durante siete días por la zona serrana más virgen de Córdoba para evitar que los atrapen. Estamos ante chicos "pesados", marginales, adictos a la merca, al alcohol y a las armas, que no tienen nada que perder y al mismo tiempo están dispuestos a todo.

No contaré nada de sus peripecias (que son muchas en los abundantes 130 minutos del relato), pero Fadel -como buen guionista que es- construye un mecanismo de relojería en el que el protagonismo, el punto de vista va cambiando minuto a minuto. Cuando logramos identificamos un poco con un personaje, éste desaparece y el proceso vuelve a empezar. Así, iremos conociendo la historia, la intimidad de cada uno de ellos. Se trata de un mecanismo de condensación o, mejor, de jibarización. En vez de crecer a niveles épicos (y la travesía está llena de momentos épicos) la película va menguando sin por eso perder el suspenso ni el interés.

Llama poderosa y positivamente la atención la convicción de Fadel para manejar los distintos resortes de esta muy arriesgada apuesta. Filmó en condiciones adversas (hasta tuvo un accidente bastante grave que le dejó varias marcas en su cuerpo), con no-actores descubiertos en castings o directamente en la calle, con un equipo técnico muy reducido y en apenas cinco semanas. En ese contexto, logró que el trabajo de los chicos (todos capaces de cargar el peso no menor de las situaciones extremas por las que atraviesan) resultara siempre funcional a la propuesta narrativa y visual.

En este sentido, la estilización, la belleza subyugante de muchas de sus imágenes, jamás conspiran contra la potencia, el rigor o la emoción de la historia. Puede que haya algún regodeo innecesario (esteticismo), que los apuntados simbolismos a veces caigan en la obviedad, que los efectos de sonido que acentúan climas que ya estaban suficientemente logrados estén de más, pero son todos reparos menores. Los salvajes nos revela a un nuevo gran director, nos justifica la existencia de este BAFICI, nos asegura que -por más que algunos poderosos quieran expedirle el certificado de defunción- el cine argentino no se ha suicidado: goza de muy buena salud.

Los directores Santiago Mitre, Alejandro Fadel y Martín Mauregui formaron con la productora Agustina Llambí Campbell el sello La Unión de los Ríos. Bajo ese paraguas, concibieron El estudiante, película de Mitre premiada en el BAFICI 2011 y que luego arrasó en cuanto festival internacional se presentó, y se convirtió además en el gran éxito comercial del año para el cine independiente argentino. Este film sobre la militancia universitaria volverá al MALBA en pocos días más para iniciar su noveno mes consecutivo en cartel.

No contentos con semejante suceso, rodaron con pocos recursos (fondos propios, ayudas del Hubert Bals Fund Festival de Rotterdam y del Fondo Metropolitano porteño), pero con muchas ambiciones Los salvajes, extraordinario film de Fadel que hoy se presentará en la Competencia Internacional. Mezcla de western y drama religioso que “dialoga” -nada menos- con Roberto Rossellini, Robert Bresson y Carl Dreyer, narra el escape de varios adolescentes de un instituto de menores y su largo periplo por zonas inhóspitas.

Mitre, Fadel y Mauregui son hoy guionistas “estrellas” de la industria (escribieron los últimos tres trabajos de Pablo Trapero, lo nuevo del brasileño Walter Salles y tienen varios encargos más). “De eso vivimos”, admite Fadel. Sin embargo, a la hora de filmar, lo han hecho al margen de los subsidios oficiales del INCAA. Asumen todo el riesgo, pero se benefician de toda la libertad.

“Somos apasionados del cine, no nos detienen las dificultades y no tenemos pruritos en decir que somos muy ambiciosos con las búsquedas de nuestras películas”, agrega el creador de Los salvajes.

Mientras Llambí Campbell se ocupa de los múltiples proyectos de la productora (desde un corto de Federico Esquerro para las nuevas Historias Breves hasta un documental de Albertina Carri en Jujuy), ya planean el primer largometraje en solitario del tercer director del grupo (Mauregui) y, claro, el segundo de Mitre.

Si en la edición pasada dieron el gran golpe con El estudiante, habrá que admitir que con Los salvajes lo hicieron de nuevo ¿Será la de Mauregui la gran película del BAFICI 2013?





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